
Lebrija, cinco milenios de historia, nos acercamos invitadas a visitar Lebrija y descubrirla en nuestros cinco sentidos.Una cuidad bajo los vestigios de todas sus civilizaciones pasadas: Tartésica, Romana e Islámica.
Lebrija se asienta en el límite provincial de Sevilla y Cádiz, bañada por el bajo Guadalquivir, se encuentra en las estribaciones de la Sierra de Grazalema lo que hace de Lebrija una cuidad y un entorno único digno de visitar alguna vez en la vida.
Andando por sus calles vemos sus bellas casas, puertas, artesonados de su legado histórico, llegamos hasta la Iglesia de Santa María de la Oliva un bello conjunto arquitectónico un edificio mudéjar del siglo XIII con confluencias gótica y renacentistas declarado Bien de Interés Cultural.

Sin detener nuestro paso, pasamos hacia la Casa de la Juventud, donde descubrimos una domus(casa) romana de la antigua Veneria.

Continuamos nuestro paso por la ciudad y nuestra próxima parada quedo ubicada en la Ermita del Castillo, Bien de Interés Cultural desde 1931, templo cristiano que alberga a la Patrona de Lebrija La Virgen del Castillo.

Como no iba a ser de otra manera después de ver un poco la zona monumental de Lebrija, no nos íbamos a ir sin probar su exquisita gastronomía, sus panes, dulces, vinos… De primera probamos los panes artesanos de autor de Domi Velez, unos panes elaborados 100% artesanales con masa madre y con la esencia de la herencia de nuestras culturas pasadas, tan buenos estaban que no pudimos dejarlos allí y nos volvimos a casa un poco cargadas.

Este pan romano hecho con ingredientes y cereales que utilizaban los romanos estaba exquisito y sin dejarnos atrás la Hallulla un pan andalusí, abuelo de nuestro mollete, acompañado con los AOVES aromatizados de naranja de Basilippo y quesos artesanos la Marismeña una empresa local totalmente artesana.

Para bajar el pan no tuvimos más remedio que irnos de vinos. Así que decidimos pasar por las Bodegas González Palacios, allí nos tenían preparado el plato típico lebrijano, el ajo blanco «casi na» no lo habíamos probado nunca pero nos gusto tanto que hasta repetimos…

Fuimos poco a poco conociendo los vinos de este municipio, vinos bajo la D.O. de Lebrija en un marco único las Marismas del Guadalquivir y a lo lejos podíamos observar Trebujena, Sanlúcar de Barrameda y Chipiona; asentada en el antiguo golfo Tarteso, la Bodega Gonzalez Palacios nos abrió sus puertas y pudimos probar de primera mano sus vinos y visitar sus viñedos, una experiencia que nos encanto. Y el postre que nos prepararon fue muy conventual, fueron nunca mejor dicho placeres del cielo.
Sin dejar atrás toda su historia monumental y gastronómica, nosotras seguimos andando por Lebrija hasta que llegamos a la Alfarería de Juan Sebástian que nos mostró su arte modelando el barro.

Lebrija nos dejo cautivadas de su belleza y sobre todo de su historia, una historia donde aparece Antonio de Nebrija que en 1492 creó la primera Gramática Castellana, ciudad que tendrá en el 2022 su año cultural por la celebracion del quinto aniversario de la muerte de Antonio de Nebrija o Juan Díaz de Solís con el descubrimiento del Río de la Plata.
Lebrija, luz, sol, historia, gastronomía, flamenco y duende. Cuidad soñadora y poeta flamenca hay que sentirla y vivirla. Como lo hicimos nosotros. #SienteLebrija

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